Corrían
los años 60, y mientras el mundo se impactaba con viajes a
la luna, asesinatos de políticos, la música de The Beatles,
el surgimientos de las minifaldas y los bikinis, y el estreno
de "2001, Odisea del espacio", un chico de California llamado
Kevin Fowler, empezaba a descubrir el mundo que le esperaba.
Desde
pequeño, lo acompañaron las películas de Tracy, Bogart y Fonda,
las que veía por las noches, en el living de su casa mientras
sus padres dormían. El cine lo alucinó desde el primer momento,
y poco a poco empezó a desear dedicarse a eso en su vida.
Pero esa era una fantasía que aún no podría realizar.

Su
encuentro con el mundo real fue bastante duro... Sus constantes
enfrentamientos pugilísitcos con sus compañeros, y sus repentinos
impulsos por quemar la casa que su hermana tenía en un árbol,
le dieron a sus padres más de algún dolor de cabeza... La
decisión, por cierto extrema, que se vieron obligados a tomar
su mamá secretaria, y su papá escritor de manuales técnicos,
fue la de mandarlo a la Academia Militar de Northridge. Querían
intentar reformarlo y tranqulizarlo un poco.
Pero
las cosas no cambiaron, el ya no tan pequeño Kevin, seguía
peleando con sus compañeros, y aunque siempre alegaba que
era en defensa propia ("el otro chico golpeó primero"), esto
derivó en que lo expulsaran de la Academia, e ingresara a
la Secundaria de Chatsworth.
Ahí
tuvo la suerte de toparse con un Consejero Estudiantil lo
suficientemente inteligente, como para darse cuenta de que
la mejor manera de calmar los impulsos de Kevin, era canalizarlos
hacia algo más constructivo... el teatro. Ese es el principio
de la historia. Se unió al taller de drama de la escuela y
empezó a trabajar en varios montajes, entre ellos, "The Sound
of Music", donde interpretó nada menos que al Capitan Von
Trapp junto a Mare Winningham.
Desde
entonces el placer de representar alguien que no era se transformó
en el centro de la vida de Kevin, para muchos, él nunca
más dejó de ser un personaje. Cuando trabajaba
vendiendo zapatos, lo hacía como Johny Carson, cuando
iba a fiestas o lo invitaban a las tediosas reuniones de compañeros,
aparecía Bogart en su mejor faceta; tenía cientos
de personajes en su cabeza, que afloraban en cualquier momento.
Su
camino entonces no podía ser otro, y siguiendo el consejo
de su buen amigo, Val Kilmer, entró a otra Academia... la
Juliard, de Teatro. Allí permaneció dos años (los años que
le faltaban a Kilmer para terminar la carrera), y como ya
no tenía a su amigo en la escuela, decidió abandonarla y entrar
a lo que él creía que era el mundo real: la compañía New York
Shakespeare Festival.

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